Llegaste de la nada y te postraste en mi vida, desesperado por encontrar refugio amor y paz
te abrí las puertas de mi vida. Como buen anfitrión te ofrecí lo mejor que tenía, te abrigué en mi lecho y te entregué mi alma. Te fuiste metiendo cada vez más dentro, que necesitaba respirar tu aire. Te entregué las llaves de mis sentimientos y te di mi vida sin que la pidieras. Fuiste muy astuto pues la recibiste, tomaste mi cama y me poseíste… lo viste muy poco. Agarraste mi orgullo y lo pusiste al piso de entrada y salida. Me fuiste pisando y yo que te quería era feliz con eso. Tan sólo con que pasarás por encima de mí me daba alegría, luego vino un hijo y lo desmereciste y pensé con mucho miedo que todo se había perdido.
Tomé mi propia vida y volví a mirar al cielo, te dejé refugiado, vestido y sin temores.
Tomé mi amor, mi orgullo, y mis sentimientos y lo guardé en la maleta. Luego emprendí un viaje en que no existías, llegó otra mano a mí y me abrigó en su casa, me dijo estoy contigo no quiero que te vayas. Abrió mis maletas, cobijo mi vida, me entregó su hogar y yo le di mi vida. Él abrigo a tu hijo y lo vistió de limpio. Me dijo que me amaba y que me ofrecía su vida. Y hoy miro con alegría que no me eras indispensable. Pues sólo te has quedado muy triste y sin abrigo. Pues saliste de la casa dejando las llaves dentro, te quedaste en la calle. Sólo acompañado del viento, que te ha quitado todo y ya no encuentras abrigo, pues no pudiste ver que lo tuviste todo. No sé qué te faltó pero te digo adiós ni modo, ya no me eres indispensable.
te abrí las puertas de mi vida. Como buen anfitrión te ofrecí lo mejor que tenía, te abrigué en mi lecho y te entregué mi alma. Te fuiste metiendo cada vez más dentro, que necesitaba respirar tu aire. Te entregué las llaves de mis sentimientos y te di mi vida sin que la pidieras. Fuiste muy astuto pues la recibiste, tomaste mi cama y me poseíste… lo viste muy poco. Agarraste mi orgullo y lo pusiste al piso de entrada y salida. Me fuiste pisando y yo que te quería era feliz con eso. Tan sólo con que pasarás por encima de mí me daba alegría, luego vino un hijo y lo desmereciste y pensé con mucho miedo que todo se había perdido.
Tomé mi propia vida y volví a mirar al cielo, te dejé refugiado, vestido y sin temores.
Tomé mi amor, mi orgullo, y mis sentimientos y lo guardé en la maleta. Luego emprendí un viaje en que no existías, llegó otra mano a mí y me abrigó en su casa, me dijo estoy contigo no quiero que te vayas. Abrió mis maletas, cobijo mi vida, me entregó su hogar y yo le di mi vida. Él abrigo a tu hijo y lo vistió de limpio. Me dijo que me amaba y que me ofrecía su vida. Y hoy miro con alegría que no me eras indispensable. Pues sólo te has quedado muy triste y sin abrigo. Pues saliste de la casa dejando las llaves dentro, te quedaste en la calle. Sólo acompañado del viento, que te ha quitado todo y ya no encuentras abrigo, pues no pudiste ver que lo tuviste todo. No sé qué te faltó pero te digo adiós ni modo, ya no me eres indispensable.
De: Camila.
julio 11th, 2012 at 7:49 pm
Información Bitacoras.com…
Valora en Bitacoras.com: Llegaste de la nada y te postraste en mi vida, desesperado por encontrar refugio amor y paz te abrí las puertas de mi vida. Como buen anfitrión te ofrecí lo mejor que tenía, te abrigué en mi lecho y te entregué mi alma. Te fu…..